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Temas de Cooperación Internacional para el Desarrollo

Espacios tatuados. Textos sobre el estudio de las regiones y los territorios isbn: 978-607-7613-86-2 tado es, esencialmente, una evaluación sobre la sintaxis del programa y no sobre su impacto real. El contraste con la realidad El simple monto reducido del apoyo del Procampo no permite sostener las conjeturas de las evaluaciones oficiales. Con alrededor de 85% de los bene- ficiarios que tienen menos de cinco hectáreas y con un apoyo por hectárea de menos de 100 dólares, no es posible atribuir al Procampo todos los im- portantes impactos positivos que hacen las evaluaciones oficiales en materia de mejoramiento de las condiciones de vida, de modernización y de recon- versión productiva, de protección del medio ambiente, de organización para 78 la producción, de disminución de la emigración y de creación de empleos, de competitividad y toda la lista de objetivos colaterales asignados al progra- ma. La realidad sugiere, más bien, que los productores rurales mexicanos no han visto mejorar significativamente sus condiciones de vida, que la agricul- tura y su modernización están estancadas, que la reconversión productiva es limitada, que la emigración rural se incrementó y que el empleo agrícola ha caído. Antes que nada, la persistencia de la pobreza de la gran mayoría de los habitantes rurales está en contradicción con los resultados positivos y optimistas de las evaluaciones del Procampo. Según datos oficiales del Co- neval (2009b: 5), las cifras de las personas en pobreza23 habitando en zonas rurales (en las localidades de menos de 2 500 habitantes) en 2008 se eleva- ron a 23 4000 000, es decir, 60.8% de la población rural. Es verdad que los datos oficiales anuncian que la pobreza rural se redujo entre el año 2000 y 2006 –después de un aumento en la pobreza entre 1992 y 2000–, pasando de 26 500 000 personas a 21 100 000, sin embargo, las modificaciones en la metodología utilizada para calcular la pobreza a partir de 2002 han sido muy criticadas y seguramente subestiman el número de pobres, sobre todo en el medio rural.24 De forma general, es muy improbable que haya habido una baja tan significativa en la pobreza rural cuando los salarios medios reales en la agricultura se estancaron y, de hecho, se situaban en 2003 por debajo de sus niveles de 1995 (Rello y Saavedra, 2007: 66). Colección Cuadernos de Trabajo de Posgrado • Estudios Regionales • Maestría


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